Hamás: socio preferente de «Pinganillo» Sánchez

Hachas pequeñitas son las herramientas imprescindibles que han de figurar en lo sucesivo en el kit básico del yihadista. Tras el ataque sanguinario perpetrado por los matarifes de Hamás, han aparecido manuales del “buen” terrorista en la impedimenta de los elementos abatidos por las tropas israelís. Instrucciones para torturar, degollar, decapitar, desmembrar, descuartizar y violar. Todo un conjunto de técnicas y saberes para optimizar el rendimiento del progromo y difundir el terror entre las víctimas, preferiblemente mujeres, ancianos y niños. Y éstos últimos, cuanto más corta es su edad, tanto mejor, pues mayor es el impacto psicológico causado en el enemigo. Éste es el motivo por el que los asesinos han priorizado a los bebés en su espeluznante escabechina, decapitando unas docenas de ellos.

Tras rendir pleitesía el recién investido Pedro “Pinganillo” Sánchez a Bildu (Batasuna/ETA), se funde poco después con Hamás en un abrazo fraternal, haciendo suyas las reivindicaciones de éstos y éstos agradeciéndole calurosamente su solidaridad. Faltó poco para que Netanyahu, del que dicen es un tipo rencoroso y vengativo, le estrangulara con sus propias manos durante la entrevista que mantuvieron ambos dirigentes días atrás. Lo que se ha filtrado de esa reunión es que el mandatario israelí, como réplica a las hirientes palabras de Sánchez, le mostró imágenes no difundidas de la dantesca matanza recopiladas por el Mossad. Ni por esas cambió Sánchez su discurso en una comparecencia posterior en el paso fronterizo de Rafah. Hablando del Mossad, no puede uno si no recordar esa magnífica película de Spielberg titulada “Munich”. Y aunque es evidente que la inteligencia israelí no supo prevenir el demoledor ataque terrorista, sabido es que devuelve los golpes elevados a ene sin importar el cómo, el dónde y el cuándo. Traen la lección bien aprendida. Del Mossad esperamos sus admiradores grandes cosas.  

Los terroristas y sus defensores en los medios españoles cuestionaron la noticia de la escabechina premeditada de bebés y dijeron que se trataba de un bulo interesado difundido por los publicistas de Netanyahu para decantar la opinión pública mundial del lado del “agresor” israelí. Una especie de “bulo del culo” pero a una escala de horror indescriptible. Episodio que corría a la par que el ataque contra un hospital en Gaza que causó centenares de muertos y heridos y que los partidarios de Hamás (Ione Belarra, Irene Montero, es decir, el gobierno español, y RTVE, el mismo “es decir” de antes) atribuyeron inmediata e indubitadamente al “genocida judío”, circunstancia que habría de permitir la apertura de juicio en el Tribunal Penal Internacional por crímenes de guerra.

Aunque hubo pruebas convincentes, devastadoras, de que fue Hamás quien, acaso por error, se metió el gol en propia meta, su partidarios, lo dicho, erre que erre con la autoría hebrea de la masacre. Una vez que se ha demostrado que Hamás lanzaba los cohetes desde justo detrás del hospital de autos, utilizando el edificio como escudo, e interceptadas algunas conversaciones telefónicas de los victimarios, amén de las características de la explosión y de los daños causados (estudio balístico), el hospital ha desaparecido misteriosamente de los noticieros sin que nadie se haya visto obligado a rectificar sus primeras desinformaciones.

Un servidor tuvo la absoluta certeza de que era un autogol terrorista al ver por la tele la nauseabunda comparecencia del supuesto director de esa institución hospitalaria replicada en infinidad de noticieros. Ese montón de estiércol, con bata blanca y fonendo al cuello, salió hablando ante las cámaras rodeado de varios adultos que sostenían cadáveres de niños entre sus brazos. Ese alarde de roña y vileza era cosa impostada. Como es sabido, no es la primera vez que esa gentuza utiliza fiambres (preferiblemente infantiles) sacados a correprisa del depósito para “decorar” por sobreabundancia, y a beneficio de inventario, los daños ocasionados por un misil israelí, y de ese modo elevar el vector propagandista de la mortandad del ataque.

El hacha (o mejor hachita), dije antes, ha de figurar, pues, en las mochilas de los terroristas de Hamás junto a cargadores de AK-47, detonadores explosivos, machetes de hoja dentada y fulminante metanfetamina para infundir coraje a los futuros “mártires” en la comisión de sus planificadas tropelías, si es que se produce alguna vacilación y flojea el ánimo, copiando la receta psicotrópica de los legendarios pilotos kamikaze de la armada nipona. Y es que la arquitectura corporal de un bebé, por la menor superficie de contacto de su cuellecito, habida cuenta su reducido tamaño, requiere mejor de un hacha de pequeñas dimensiones si lo que pretende el aguerrido yihadista es decapitar a un peque no mucho más grande que un muñeco de peluche. Se necesita, con esas cositas lloriqueantes, una mayor precisión en las artes cisorias, las propias de un cirujano. Ya con el cuello de un adulto, la cosa cambia y se puede pasar a un hacha XXL, como ésas que empuñan los verdugos en las pelis de ambientación medieval.

También sabemos que los yihadistas que salieron de Gaza como perros babeantes agarraron a mujeres embarazadas en los kibutz y en las poblaciones fronterizas, les rajaron la tripa y les sacaron los bebés: cesárea mortal y sin anestesia. A la brava. Práctica abortivo-diferida a “lo doctor Morín”. Pero los asesinos no están solos y sienten y agradecen el aliento de solidaridad de países como Irán, Rusia, China, España, Venezuela e incluso la ONU (por boca de su Secretario General, Antonio Guterres). Uno de esos héroes, oculto tras un pasamontañas, llamó por teléfono a su mami (conversación interceptada) para participarle la buena noticia: “¡He matado a 10 judíos!”, dijo mientras el bebé israelí, una vez decapitado, y vertiendo su sangre sobre la arena ardiente, ya cabía perfectamente en la palma de su mano. Y su mami, claro es, orgullosa de las proezas de su retoño, se sumó a la fiesta que vimos estupefactos tras el ataque terrorista: gente por doquier levantando los brazos en señal de victoria (como cuando tu equipo marca el gol de la victoria en el tiempo de descuento), largando vítores hasta desgañitarse, bocinazos a tutiplén, disparando ráfagas al aire o rubricando con un “me gusta” los animosos mensajes en las redes de los simpatizantes españoles de Sumar y Podemos. En fin, una quermés, jolgorio a raudales: la madre de todas las verbenas. Felicidad apoteósica.

Y tampoco estarán solos en el más allá aquellos soldados del Profeta que sucumban en combate empuñando el alfanje contra las tropas israelís. Les aguardan arroyos de leche de camella y de miel en los que saciarán su sed y apetito. Y además, les endulzarán la eternidad la friolera de 70 huríes por barba. Que para los tales no es una metáfora ni cosa parecida, pues en la actualidad los musulmanes que cortan la pana interpretan literalmente los suras del libro sagrado. Y lo que allí leen, lo creen a pies juntillas, y quien cuestiona los párrafos de la divina revelación es un hereje. Y antes encontrará usted una aguja en un pajar que un musulmán… ¿Cómo los llaman?… moderado. A otro perro con ese hueso: un servidor ha tenido el cuajo de leerse el Corán.

Por cierto, causa admiración que en los versículos de su libro de obediencia nada se dice, misterio insondable, de la procedencia terrenal de las bellas acompañantes, las huríes, ni nada sabemos de los méritos que en vida contrajeron para reservarse ese papel subalterno, como de geishas, al servicio de los mártires instalados en el paraíso. Ése, en el mejor de los casos, es el rol asignado a las mujeres (“personas menstruantes”, según la RTVE sanchista) por el islam, pero sólo a las guapas y a las de más grácil cintura, claro es, pues no darán cancha a las menos agraciadas para bailar la danza del vientre en el edén mahometano.

Pedro Sánchez tiende puentes con Hamás, como otrora lo hicieran el conde don Julián, episodio entre veras y leyenda, y el witiziano obispo don Opas con las tropas de Tarik que cruzaron el Estrecho para acabar con la monarquía visigoda. Pedro Sánchez, preocupado, dicen, por cómo será recordado, ha de saber que él solito ha despejado la incógnita. Pasará a la Historia como traidor… porque lo es. El mayor de todos los tiempos, superando con creces a Zapatero, su padre ideológico-putativo.

Manejable hacha, ideal para decapitar bebés. Modelo que incorporará Hamás a la dotación de sus comandos. La adquisición del material (varios miles) correrá a cargo de la UE a través de los programas de ayuda a Palestina que gestionan directamente, y sin rendir cuentas a nadie, los mandos de la organización terrorista.

PD.- Collboni, como Colau, también le declara la «guerra municipal» a Israel. El último que apague la luz.

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