El síndico

Leo en una entrevista concedida a La Vanguardia que Rafael Ribó estudió, tras licenciarse en la Universidad de Barcelona, un máster en la New School for Social Research de Nueva York (1968-1970). Asistió a las clases de Hannah Arendt. Pues bien, en dos añitos, ahí es nada, no aprendió gran cosa de pensadora tan ilustre.

El síndico, militante del PSUC y artífice de la conversión del partido en Iniciativa per Catalunya, hoy Podemos a todos los efectos en su versión Colau, procede, para variar, de una familia pudiente y conservadora. No en vano su padre fue, al parecer, uno de los secretarios y asesores de Francisco Cambó, líder histórico de la derecha catalanista. He leído recientemente, y con auténtica delectación, las jugosas memorias del fundador de la Lliga y no recuerdo, no obstante, mención alguna al interfecto. Asimismo, no conozco cuáles fueron las vicisitudes de su “progenitor-A” durante la Guerra Civil y la posguerra, pero es cosa segura que durante el franquismo no le fue del todo mal.

Ribó hijo (Ribó jr., por su periplo neoyorquino, algo que estaba al alcance de todo el mundo en aquellos años, como es sabido), encarna a la perfección el complejo del “edipismo progre”: niño de casa bien que no renuncia a las ventajas de un patrimonio familiar importante que le permite adquirir una refinada educación para, entre otras cosas, promover luego la depauperación de la enseñanza pública para los demás con leyes birriosas como la LOGSE o la “celáááley”. Y, claro es, el nene se hace de izquierdas, pero muy de izquierdas para distanciarse del papaíto “lligaire”. O simbólico parricidio al gusto freudiano en clave ideológica.

Así sucede con la clase dirigente nativa. Se cuentan por docenas los personajes que rigen hoy nuestros destinos, de derecha o izquierda, pero todos alineados en la transversalidad nacionalista, herederos de prohombres adeptos al régimen franquista. Por ejemplo, son multitud los políticos de CDC (o como se llame ahora) y de ERC descendientes por filiación directa (hijos o nietos) de los alcaldes de la dictadura, especialmente en las comarcas del interior de Cataluña. La razón es obvia, gentes de la Lliga o de la Comunión Tradicionalista, sea el caso del alcalde de Verges, papá de Lluis Llach, que salvaron el pellejo durante la guerra fueron reclutados para ocupar las alcaldías “vacantes” en toda la región. Comoquiera que se vivía la política (o de la política) en el seno familiar, sus hijos le cogieron gustillo a la cosa y siguieron la misma senda, claro que cambiando de bandería con arreglo a los nuevos tiempos.

Es interminable la lista de politicastros, particularmente de signo aborigenista, cuyos padres o abuelos rindieron grandes servicios a la España nacional y victoriosa. Cabe decir que incluso muchos de esos alcaldes, tantos como 219, llegada la democracia se presentaron al refrendo en las primeras municipales y de ellos el 43%, casi la mitad, según informa Dolça Catalunya, en las listas de CiU, mira tú qué cosa… sea el caso nombrado de Josep Gomis, alcalde de Montblanch, o el más pintoresco de Forastero Vericat, alcalde de Camarles, que en su intrépida juventud combatió en la lejana Moscovia alistado en la División Azul.

Suma y sigue: el abuelo de Pere Aragonés, alcalde de Pineda de Mar que, más consecuente con su trayectoria, ingresó en las filas de AP, o la dupla “bisabuelo y abuelo” de la fugada Marta Rovira en la inhóspita Suiza, alcaldes, respectivamente, de Prats de Lluçanés y de Sant Pere de Torelló. Pero hay muchos más. Los anteriormente citados componen una reducida, aunque significativa muestra.

Pero volvamos al ínclito Ribó, el síndico de ignoto sindicato. Como síndico de agravios es una castaña pilonga, pero como viajero, un hacha. Viajero que no turista, pues los progres, como Alberto Garzón (luna de miel en Nueva Zelanda, ya saben, primera salida de la M-30 antes de llegar a Parla), no hacen turismo, es preciso recordarlo y, además, el turismo “no tiene valor añadido”, según el lince ministerial. Son personas que experimentan una fuerte empatía por las culturas visitadas, se imbuyen de sus singularidades y formas de vida y se enriquecen espiritualmente que es una barbaridad, lejos de todo contacto con burdas y estereotipadas experiencias de circuito programado.

Viaja Ribó por medio mundo a cargo del contribuyente acompañado de su más íntimo séquito, su jefa de gabinete, Judith Macaya, compartiendo suite en hoteles de lujo. Cuando digo que “viaja por medio mundo” es una forma de hablar, pues sólo en 2019, antes de que el coronavirus cerrara aeropuertos a cal y canto, se calcula que Ribó recorrió la friolera de 74.000 kilómetros, es decir, casi dos vueltas completas al mundo mundial: un hombre viajado. Es Ribó la encarnación del héroe verniano Phileas Fogg. ¿Cuántos kms no habrá echado a sus espaldas el insigne trotamundos desde el año 2004 en que accedió al cargo?

Fatigado del jet-lag, de las incomodidades de la clase bussines, de chequear maletas, de leer guías para viajeros (que no para turistas, insisto), siempre con “El cielo protector” de Paul Bowles en el equipaje de mano, corre a refugiarse unos días en su casita ceretana. Hay que entenderlo, es un trabajo duro, penoso y exigente… nunca sabe uno, qué lío, si está en un congreso internacional de “ombudsmanes” en Estocolmo o en una conferencia sobre derechos humanos en Montevideo. Pero hay que estar ahí por bemoles. Y por si eso no bastara, como aficionado culé está en la tediosa obligación de acudir a los palcos de todos los estadios donde juega el Barça sus partidos eurocoperos, lo mismo en el del parisino Parque de los Príncipes, que en el del Allianz Arena de Múnich. Dice el interfecto que las pingües facturas a satisfacer de estas últimas actividades tan interesantes para el procomún de la ciudadanía, salen del bolsillo de amigos suyos, no del contribuyente, vaya eso por delante. No hay nada como contar en tu círculo de confianza con tan desprendidos allegados.

A todo esto, como síndico, su misión consiste, por mandato estatutario, en la fiscalización de la acción del gobierno regional en su relación con los administrados. Es la instancia que da voz a estos últimos ante posibles abusos de autoridad o menoscabo de libertades. Quise decir “habría de consistir”, pues en realidad, especialmente desde el año 2010, su labor ha consistido en blindar al gobierno regional de las quejas de ese amplio segmento de la ciudadanía desatendida por el nacionalismo excluyente. Desde el inicio del traído y llevado “procés”, Ribó se ha quitado la careta, olvidado toda apariencia de imparcialidad y se ha ceñido la elástica regimental para convertirse en uno de sus apaniguados y sectarios esbirros y le hemos visto protestar airadamente por las imágenes de las cargas policiales del 01-0… en Turkmenistán… esas imágenes-fake, como se dice ahora, con las que el aparato de propaganda separatista colapsó las redes sociales, incluida esa tan difundida del chavalín con la cara ensangrentada por una acción, años ha, de los antidisturbios-Md’E durante una protesta estudiantil en Lérida.

De defensor del pueblo, con “d” minúscula, a defensor del gobierno, en todo momento y ocasión. Recordamos la cordial acogida que el síndico le brindó a López-Dóriga, presidente de la Asociación por la Tolerancia y uno de esos padres litigiosos contra la roña de la inmersión obligatoria en la escuela pública, que luego, a la hora de incomodar a la autoridad, quedó en un “si te he visto, no me acuerdo”. En definitiva, cayendo del lado de la discriminación y de la injusticia manifiesta, pues nadie que no sea un fanático liberticida, discute ya que la inmersión lingüística en la escuela es un bodrio repulsivo. Otra cosa es que el rechazo a ese miasmático engendro alcance casi al 90% de los catalanes, según la encuesta que para SCC (Sociedad Civil Catalana) ha elaborado (y cocinado) recientemente el instituto demoscópico GAD-3. No hay quién se la crea. El poder, por tiránico y malvado que sea, no puede mantener uno de los puntales de su hegemonía, el monolingüismo obligatorio, la joya de la corona, sustentado en la opinión favorable de algo menos de un pírrico 10% de la población. Los datos no cuadran.

Ojalá el promisorio balance de esa encuesta se correspondiese con la realidad, pero ya sabe uno quiénes son los Reyes Magos. Si así fuera, al PSUC (muñidor de las supuestas bondades de la “inmersión” a través de sus “pedagogos” allá por los años 70 del pasado siglo), es decir, a Ribó, sólo le habría votado Aitana Sánchez-Gijón, una de nuestras tan bellas como tonticuloides actrices. Tonticuloide por celuloide. En efecto, la refulgente y despampanante Aitana tenía a Ribó, entrevista que a uno le queda grabada en la memoria por la inverosímil estupidez del personaje, en un altar y le parecía un político la mar de interesante y con quien muy a gusto “se tomaría una copa”. Si se cumplen al fin sus deseos y tal cosa sucede, hablarán ambos de muchas cosas… sobre todo de viajes.        

Rafael Ribó posa para la prensa gráfica tras completar su vigésima vuelta al mundo y presenciar un partido del Barça en Dubai desde el palco de autoridades. Pep Guardiola y Xavi Hernández ejercieron de cicerones para el síndico entre los jeques del lugar y acudieron todos juntos a una soirée en palacio, donde a cimitarra, su anfitrión decapitó a varios presos, entre aplausos y refrescantes limonadas.

2 comentarios sobre “El síndico

  1. Si no recuerdo mal, el padre de nuestro ombudsman era Javier Ribó Rius, Agente de Cambio y Bolsa, con quien yo tengo intervenidas muchas pólizas de crédito y de afianzamiento bancario en los años 70 y 80.

    En aquella época se decía que su fortuna andaba por encima de los 5 mil millones de pesetas, lo que confirma su aseveración de que proviene de una familia algo pudiente.

    Según me contaba un amigo que los conocía bien, al llegar la democracia, un grupo de amigos de la universidad entre los que se encontraba éste, Serra, Roca y alguno más que no recuerdo, decidieron echar a suertes a qué partido debería pertenecer cada uno para asegurarse que siempre hubiera alguno de ellos en el machito, gobernara quien gobernara y al parecer al amigo Ribó le tocó el PSUC con lo que para allí fue a pesar del fortunón de su padre.

    Me gusta

  2. En la Asociación de Profesores por el Bilingüismo se nos ocurrió, hace unos 15 años, escribirle una carta cortésmente redactada a Ribó para quejarnos de la imposición lingüística del catalán a un alumnado muy mayoritariamente de lengua española.

    Aprovechamos también para explicarle que habíamos estudiado el contenido de los manuales escolares y habíamos constatado la existencia de numerosas tergiversaciones que iban todas en la linea de promover la mitología histórica catalanista, dando una visión totalmente falseada tanto de la realidad histórica de Cataluña en España como de la sociedad actual. Esto era así ya entonces, cuando nadie hablaba en los medios del adoctrinamiento escolar.

    El tipo nos contestó con un cinismo espectacular, escribiendo algo así como «prendrem en consideració la seva carta en el que realment val». Y eso fue todo. Podría, al menos, haber disimulado pidiendo que le enviáramos las pruebas de nuestras afirmaciones. Pero ese individuo tenía muy claro desde el principio cual era su cometido (además de darse la vida padre a costa del contribuyente): defender a la oligarquía catalana (a la que él mismo pertenece) ante las protestas de los perjudicados por el penoso sistema educativo catalán y los insultados por el supremacismo catalanista. Y hay que reconocer que esto lo hace muy bien, por eso continúa chupando del bote después de casi 20 años ininterrumpidos.

    Esperemos que algún día tenga que responder ante los tribunales toda esta pandilla de oligarcas corruptos

    Me gusta

Replica a Traveller Cancelar la respuesta

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar