No hace mucho vi en la prensa una de las fotos más obscenas e hirientes que recuerdo: Pedro Sánchez huroneando en la reconstrucción del antro infecto, “zulo”, donde los nacionalistas sanguinarios de ETA (Bolinaga y los demás compis de “talde”) tuvieron secuestrado a Ortega Lara durante más de 500 días. Digo “nacionalistas sanguinarios” por no llamarles terroristas, no sea que se me caliente la boca y acabe llamando “dictadura” al filantrópico régimen castrista y me gane la animadversión del actual gobierno. Poco antes de producirse esa instantánea, Sus Majestades los Reyes visitaron ese espacio de ingrata memoria y a Pedro Sánchez le reconcomió la envidia. “Si va el Rey, también yo… no voy a ser menos”.
Me pareció que el Presidente no sabía bien qué diantre hacía ahí o qué se le había perdido. Sánchez no necesitó un croquis para no perderse dentro como en un laberinto, pues el zulo es como un “loft” (espacio único, sin tabiques ni divisiones internas), ni le colocaron unos auriculares, tipo “audioguía”, de esos que en un museo te soplan la info al oído en varios idiomas… por si había olvidado quién fuera Ortega Lara o qué cosa fuera ETA. Nada se sabe de las cosas que al Presidente de la nación “multinivel” le pasaron por la cabeza, qué impresiones tuvo mientras permaneció en ese cubil repugnante, pero una cosa es segura, en adelante sabrá a qué atenerse si le falla a uno de sus socios preferentes, HB-Bildu, el flanco político de los asesinos de ETA. Nada tiene que ver ese agujero apestoso con las “dachas” presidenciales en las que Sánchez recibe a pan y cuchillo, en período vacacional, a sus amiguitos de la “chupi-pandi”, colocados a cargo del erario público, empezando por el más lerdo de todos ellos con mando en plaza en Correos.
Mientras Sánchez agachaba la cabeza por no darse con el colodrillo en el techo, su ministro de Interior, pequeño-Marlaska, andaba atareadísimo trastejando informes y papelotes para que el veterano líder del Frente Polisario entrara de matute en España y recibiera tratamiento médico, al tiempo que acercaba a los heroicos “gudaris” de ETA a las cárceles del País Vasco… rebatiendo Marlaska aquella tan falaz como extendida teoría de la incapacidad de los hombres para cometer dos fechorías a la vez. En definitiva, por la naturaleza de los casos enunciados, es notorio que pequeño-Marlaska siente cierta fascinación por todos aquellos que en su singladura vital tienen por desempeño “matar a españoles” donde sea y como sea. De modo que, salga usted a la calle, llévese a tres o cuatro connacionales por delante (navajazo, martillazo en la cocorota, escopeta de postas, cualquier método vale) y tendrá al ministro suspirando de amores y rendido a sus pies.
Bolinaga fue, recuérdese, el carcelero de Ortega Lara. Pero Marlaska llegó tarde para liberarlo y colgarse la medalla de la indignidad, pues se le adelantó, “por razones humanitarias”, el gobierno “cobardícola” de Mariano Rajoy. El interfecto estaba algo pachucho, nos dijeron entonces, con pie y medio en el estribo por enfermedad terminal. Eso animó a los populares a darle “la blanca” y mandarlo a su pueblo, donde, como es preceptivo, fue recibido como un auténtico héroe y con esa aquilatada bonhomía de la que hizo gala en vida se dedicó durante un par de años a cocerse a txikitos por las herrikotabernas, recibiendo esos palmetazos en la espalda, de camaradería y complicidad en las vinícolas francachelas de ese paisanaje algo bruto, pero “noblote” y jatorra de Mondragón. No haberlo liberado habría supuesto un ilícito de “prevaricación”… palabras textuales del traidorzuelo gobierno del PP.
Ortega Lara que, comprensiblemente, vive alejado del mundanal ruido, ha sido agasajado por la revista “satírica” El Jueves muy recientemente. Sacan una caricatura suya en portada, tumbado a la bartola en la playa, pero cocidito como una gamba y con la piel erizada de ampollas por insolación. Dice el ocurrente “humorista”: Ortega Lara (simpatizante de VOX, como otros 4 millones de españoles), de la oscuridad del zulo al sol de cara. Ja, ja, ja… El Jueves, retoma aquel titular antológico del diario pro-etarra Gara, cuando al día siguiente de su liberación, excretó, con gran riqueza tipográfica, aquello de “Ortega Lara vuelve a prisión”, pues era funcionario de prisiones… como si hubiera estado 500 días de baja por un catarro o de turismo por el ancho mundo. Ingeniosísisisimo golpe de los valientes y comprometidos humoristas de El Jueves, esos mismos que en la vida han tenido el cuajo de hacer una caricatura, por amable que sea, de Mahoma, siguiendo exactamente los pasos de sus tiroteados compis de Charlie Hebdo. Esa viñeta asquerosa, tiene muy pocas con las que rivalizar… acaso con aquella, por su mala baba inolvidable, de Vouillemin, artista gráfico francés, para L’ Écho des Savannes, sobre el holocausto judío en la que un guardián de las SS toma abruptamente a una raquítica prisionera judía y ésta, ante la portezuela abierta de un horno crematorio que deja ver un cráneo, costillares y un par de tibias, exclama horrorizada: “¡Cielos, mi marido!”.
Pero vamos a matizar esas afirmaciones, no sea que alguien cobre argumentos para decir que esta tractorada simplifica las cosas, que proscribe los matices, que aquí todo es o blanco o negro. Si el criminal régimen comunista implantado en Cuba desde hace 60 años no es una dictadura para el gobierno socialista-podemita, el zulo donde retuvieron los etarras a Ortega Lara no es un zulo, tampoco acaso un resort de superlujo, pero cuando menos una “solución habitacional temporal para españoles señalados por el MLNV (siglas en su día popularizadas por Aznar)”. Ese espacio, quizá es la idea que le ronda el magín a Pedro Sánchez, sería el escenario perfecto para acoger la próxima cumbre bilateral a celebrar con Urkullu (como esas otras en las que recibe con parabienes y genuflexiones al gobierno golpista de la Generalidad de Cataluña) y cerrar nuevas concesiones, más traspasos y millonadas a espuertas.
Tiene sentido: siendo que unos “varean el árbol” y otros “recogen las nueces”, la elección de ese zulo constituiría una suerte de homenaje a la clarividencia de los “arbóreo-vareadores” por cuanto sabían que a la vuelta de un par de décadas el funcionario defendería el programa de VOX y, claro es, no hay cosa peor en el mundo, ni siquiera una estrecha amistad con Víctor Orban, el mandatario húngaro. Por lo tanto, Ortega Lara tuvo lo suyo, y bien merecido… una estancia en una de las “cárceles del pueblo”, pero sin régimen de visitas, que es como ETA denominaba los cubiles donde mantenía cautivas a sus víctimas.
La izquierda española prefiere, de largo y de lejos, a separatistas y filoterroristas que a los partidos que defienden, en algún caso con un vigor mejorable, la unidad de España. Pero esa imbecilidad, contrariamente a lo que yo pensaba, no es privativa de la izquierda aborigen. Odones elorza los hay también en otras latitudes. Para muestra un botón… las escalofriantes declaraciones de un diputado laborista británico, John MacDonell, recogidas en el extraordinario ensayo “Matar por Irlanda”, de todo un especialista como Rogelio Alonso:
Ya es hora de que empecemos a rendir honores a las personas implicadas en la lucha armada. Fueron las bombas y los sacrificios realizados por gente como Bobby Sands los que forzaron a Gran Bretaña a la mesa de negociación”… “Sin la lucha armada del IRA durante los últimos 30 años el Acuerdo de Viernes Santo no habría reconocido la legitimidad de las aspiraciones de muchos irlandeses por una Irlanda unida. Y sin ese reconocimiento no tendríamos un proceso de paz.
Átame esa mosca por el rabo. Esa bazofia fue eructada por el interfecto con motivo del vigésimo aniversario de la huelga de hambre protagonizada por Bobby Sands y sus conmilitones del IRA en tiempos de Margareth Thatcher. La conclusión se impone por sí sola: cada bombazo del IRA (lo que vale para el IRA, vale para ETA, pizca más o menos) fue un pasito hacia la paz. El atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Vich, los militantes socialistas achicharrados vivos en la Casa del Pueblo de Portugalete, Hipercor, el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, el tiro sin gracia a Joseba Pagaza, o el zulo de Ortega Lara, entre otros, devienen hitos en ese tránsito hacia la paz y la convivencia, según esa peregrina teoría de los laboristas británicos… y españoles.
Nada hará el gobierno regional del PNV por impedir el homenaje a Parot, de hecho los ongi etorris se suceden alegremente en las provincias vascongadas y en Navarra, pancartas, aurresku, chistu y chiquitos, programa básico para celebrar las proezas criminales de los asesinos etarras… eso sí, Urkullu le atizará una multa millonaria a cualquiera que, según él, manifieste en público simpatía o cosa parecida por Franco. Con todo, la ley vasca no contempla mecanismos para aplicar la sanción con retroactividad, afortunadamente para su partido, pues es sabido que en Álava y Navarra el propio PNV, al estallar la guerra, se decantó del lado de los nacionales. Nada hará, tampoco, el gobierno de la nación “multinivel”, ahora que Pedro Sánchez sabe que el secuestro de Ortega Lara fue un trago duro, pero quizá necesario, según la doctrina MacDonell.
En el zulo dejamos al Presidente, sentado en el catre, entregado a sesudas cavilaciones:
Aquí no se está del todo mal… es un estudio chiquitito, no muy coqueto, pero funcional… esos plomazos y lloricas de víctimas exageraron con la monserga de las condiciones “infrahumanas” del secuestro, que si la crueldad de ETA… paparruchas… es un lugar pistonudo para reflexionar y reencontrarse con uno mismo, como una de esas celdillas monacales abiertas al turismo… aquí me tienes dándole al cerebelo para impulsar la acción de gobierno, más pichi que un ocho… me he marcado varios objetivos: meterle el cuerno a Ayuso, atar en corto a los catalanes no nacionalistas para que entiendan de una puta vez que lo de los indultos es lo menos grave que trae el menú y que antes verán sus propias orejas que no la libre elección de lengua escolar… eso y urdir una estrategia para tener a Biden agarrado por las pelotas, literalmente, y arrancarle una entrevista de tres o cuatro minutos, qué menos… ¡Cáspita… ya lo tengo!… Me cuelo con él en los baños de una de esas cumbres diplomáticas y como a ciertas edades se sabe cuándo comienza una micción, pero nunca cuando acaba por culpa del goteo persistente, le agarro la pilila por sorpresa, se la sacudo y aprovecho para largarle todo el rollo… ahora bien, no olvido que más de media docena de sacudidas se considera onanismo…

“No hay para tanto”, piensa Sánchez… “si parece una cabaña de maderita, un bungalow cerca de las pistas de esquí de Chamonix”.
